Los cambios fonéticos son absolutamente regulares, estos cambios no afectan a las palabras, sino a los sonidos, pero el fonema transformado trae consecuencias de manera idéntica a todas las palabras. A continuación, permítanme mostrarles algunos ejemplos de estos cambios.
En Alemania, toda i se hizo ei, luego ai Ej: Win- wein; triben – treiben; lihen - leihen; zit - zeit; además, toda ū se ha hecho au Ej: hūs – haus; zun – zaun; ruch – rauch.
En latín, lo que había sido s intervocálica aparece como r en otra época: génesis – generis; asena – arena, etc. Cualquier cambio fonético, visto a su verdadera luz, confirma la perfecta regularidad de estas transformaciones.
Puedo afirmar que los cambios producidos en la fonética no son meramente intencionales, mas bien son espontáneos y combinatorios, debido a que la forma verbal se realiza primero y posteriormente la forma escrita. La forma verbal está más propensa, día a día, a los fenómenos fonéticos porque las palabras no están estructuradas ni sistematizadas, requiere imprescindiblemente pasar por procesos lingüísticos: vernáculo, estándar, lengua propiamente dicha, en su estructura formal oral y escrita.
En todas las épocas hubo sucesivos cambios combinatorios y espontáneos.
La parte combinatoria: nasalización de la e por la n; ventum(lat.) – vênt (fra.); femina(lat.) – fema, fêma (fra.), y espontáneo o de causa interna, fonación ê en ã: vant – vã, fama – fãm; esto ha podido ocurrir delante de la consonante nasal, pero la cuestión no es por qué se ha nasalizado estos fonemas, sino solamente puntualizar que ha sido transformado espontánea y combinatoriamente y que también repercute una causa externa llamada metafonía, presencia de la i en la sílaba siguiente: gast – gasti – gesti…
La investigación de estas causas es uno de los problemas más difíciles de la lingüística. Varias son las explicaciones que se han propuesto, pero ninguna aclara completamente la cuestión. Por lo que existen varias cuestiones que se manejan en la lingüística.
La primera cuestión quizás tenga que ver con la raza, pero no es valedero decir que esta trace la dirección de los cambios fonéticos, es erróneo pensar que el aparato fonador varía de raza, porque un negro o algún indígena instalado en Francia desde su niñez habla el francés tan bien como ellos.
La segunda cuestión ha considerado, a veces, los cambios fonéticos como una adaptación a las condiciones de suelo y clima. Que según las investigaciones de Saussure, ciertas lenguas del norte acumulan las consonantes, ciertas lenguas del mediodía hacen mayor empleo de las vocales. Así que, el clima y las condiciones de vida pueden muy bien influir en la lengua. Por supuesto que esta cuestión categóricamente es relativa, por tanto, es cuestionable.
En la tercera cuestión interviene la ley del menor esfuerzo, esto, corresponde al reemplazo de dos o tres articulaciones por una sola, o una articulación difícil por otra más cómodas. Sin embargo, es casi imposible determinar para cada lengua qué es lo más fácil o lo más difícil de pronunciar, pero lo cierto y lo concreto es que tanto el abreviamiento del menor esfuerzo o las pronunciaciones descuidadas recaen en las exigencias de mayor vigilancia.
La cuarta cuestión es una explicación bien acogida que atribuye los cambios de pronunciación dadas en la educación fonética en la infancia, esto es, no dar una pronunciación correcta ni exacta de la palabra, dándole una fonética distinta a la que corresponde y el niño pronuncia lo que oye a su alrededor y he aquí el germen de los cambios, porque las inexactitudes no corregidas predominan en cierto individuo y son fijadas en la generación que crece.
La quinta cuestión es la que busca determinar la causa de los cambios fonéticos a través del estado general de una nación que atraviesa épocas movidas, periodos agitados por la historia, la inestabilidad política y por sobre todo, la inestabilidad lingüística que aplican a los cambios.
La sexta cuestión recurre a la hipótesis del sustrato lingüístico anterior, es decir, que los cambios fonéticos se deben a una población que es absorbida por los invasores, por tanto, al adoptar la lengua nueva, la población anterior introduce en ella algo de sus hábitos fónicos naturalmente admisibles, pero son circunstancias raramente encontradas; sin embargo, han sucedido como por ejemplo, la lengua OC y OIL, y las variedades dialectales del latín.
Por último, los cambios fonéticos sucedidos por los cambios de moda, esto es mucho más misterioso, porque propone a la imitación de masas.
En efecto, todos estos cambios mencionados pueden valuarse a los intentos ilimitados, incalculables e impredecibles incógnitas de dónde parten y dónde se detendrán.